La casa de Berlanga
Cuando casi once decenios me contemplan,
de nuevo me dispongo, remozada por los cuatro costados,
a ser testigo de las efímeras historias de los humanos.
El recuerdo de quien me ideó y creó
se pierde en la neblina de la memoria.
Fui habitada de hombres y bestias,
en mis entrañas nacieron a la vida nuevos seres,
desnudos pies hollaron mis escaleras y estancias,
otros regaron con etílicas bebidas mis suelos
y, al son de viejas canciones,
las mujeres y los hombres trabaron amistades, tratos y amores.
Y ahora, rodeada de grandiosos edificios
que superan por varias centurias mi edad,
pero con modesto y firme propósito,
seré habitada nuevamente por los sueños de los hombres,
y por las canciones, los etílicos vapores,
las conversaciones de sobremesa y las pequeñas historias,
cumpliendo el fin para el que fui creada.
La casa de Berlanga
1904
La Picota. Rollo gótico. Berlanga